jueves, 8 de marzo de 2012

Cuando me encuentro solo: Horacio Guarany



Cuando todos se han ido,
En la penumbra triste de este boliche viejo,
Me bagualea el grito de mis viejos amigos,
Que un día se me fueron.
Me tomo un vino largo por mi sed y la de ellos,
Y en un hondo letargo
Yo me amanezco solo
pensando que la vida tan solo es un pañuelo.


Cuando me quedo solo
entre las telarañas del tiempo y del olvido,
trajinan mis recuerdos como en un viejo sueño,
como un amor prohibido.
Jinetes del lucero, hermanos de la noche
Que siempre están conmigo,
Manuel Jota Castilla
Y el César Perdiguero que lejos se me han ido.

Y entonces digo cuándo
Es la justa medida de la vida que vivo;
Si lo que yo mas quiero se me va de las manos
Como agüita del cielo.
Y la morocha aquella
A la que tanto quise mi único consuelo,
Ni siquiera me espera, ni siquiera regresa
Con mis viejos amigos.
Cuando me quedo solo,
mamado hasta el cogote en un boliche viejo,
un puñal de nostalgias penetra mi garganta,
por donde escapa el vino.
Y en los ojos verdosos del acullico amigo
Se refugian mis miedos,
porque me siento solo.
Y si quiero cantar, ya ni una zamba tengo.



miércoles, 7 de marzo de 2012

Nada saben de ti

Que saben de ti
Los que dicen que no volveras
Que saben de ti
Los que a veces me vieron llorar
Que saben de ti
Si no vieron tu mano al partir
Ni vieron jamás
Tus palomas al viento temblar
Y tu boca y mi boca morder
Para nunca el adiós
Que saben de ti
Si jamás el amor fue final
Cuando hay dos corazones en flor
Reventando el azul

II

Si escuchas mi voz
En las noches recuerda que fui
Tu amante mejor
Por que todo te di sin pedir
Por hay cuando estes
Tristemente con tu soledad
Se que volveras
Aquel nido de troncos que esta
Prisionero en la nieve sin ti
Sin tu sol, ni tu voz
Se que volveras
Volveras,volveras,volveras
A la nieve a mis rosas y al mar
Donde el vino es la paz

martes, 13 de octubre de 2009

Romance de la desteñida

¡Bienhaya el diablo, muchacha,
que te devolvió la vista!
Hasta ayer fuiste en el pueblo
mordaz marisabidilla.
Manos con leche cuidadas,
uñas en sangre teñidas;
en la cintura un vaivén
de mal gusto, y más arriba
frutas en papel de seda
y boca de brasa viva.

Nada digo de tus hojos
porque ellos nada sabían.
Hermosos ojos robados
a alguna niña dormida.

¡Que mal te querían todos,
todos los que te querían!
Que mal tu novio de escuela;
qué mal tu primera amiga;
Que mal tu tío el herrero,
ahumado como su pipa;
que mal la vieja lechera,
negada como madrina,
que en jarros trae del campo
a la luna derretida
¡Que mal te querían todos!
Hasta yo te malquería.

Rencor te guardaba el sol
por la joya mal habida
de tu melena de sol
peinada con manzanilla.

Rencor el aire andariego
por tu manera agresiva
de llevarlo por delante
si te esperaba en la esquina.

Rencor la hierba que quiso
mojarte el zapato un día.
Rencor la espina que quiso
seguirte en la media fina.

Por todo el pueblo un murmuyo:
"¡Allá va la desteñida!"

Pero el diablo (fino talle,
barba en punta, vista fija)
cuando menos lo esperabas
puso un niño en tus rodillas,
y huyó colgado de un tren,
al viento la capa viva.

¡Bienhaya una vez el diablo!

¡Que hermosa estás, desteñida!

La noche vuelve a tu pelo.

En tus ojos se hace el día.

miércoles, 25 de marzo de 2009

La madrugada del Sábado me contagia su alegría.
Pero aqui estoy. Sólo. Lejos de aquel tiempo.
La vieja y derruída garita de acero helado que hoy me cobija me
 transporta al momento en que la juventud se esfumó entre uniformes verde oliva y fusiles de papel
 Mate amargo, tabaco rubio y una radio prestada, como entonces,
son mi unica compañía.
Afuera esta nublado y amenaza con llover. Sin embargo la gente se divierte, ama y sufre por igual. Los veo pasar a mi lado, felices, vestidos de mil colores.
Nadie nota mi presencia, sin embargo sigo aqui. Sólo. Confundiendome con la noche.